Escuela de Arquitectura

 

La actual Escuela de Arquitectura tiene sus orígenes en la antigua Facultad de Arquitectura. Dos años después de ser creada la Universidad Industrial del Valle del Cauca fue creada la Facultad de Arquitectura como consta en el Acta No. 4 del Consejo Superior el 15 de mayo de 1947 siendo rector Don Tulio Ramírez y funcionando en un vetusto edificio localizado en la Calle 9ª con carrera 3ª, en el centro de la ciudad.

La financiación de la Facultad de Arquitectura se obtuvo de recortes presupuestales que se hicieron a las Facultades que estaban en funcionamiento desde 1946, compartiendo con ellas el espacio de un vetusto edificio de la calle 9ª. Con carrera 3ª. Sin embargo, poco tiempo después pasó al ya demolido Claustro de Santa Librada.

La historia de Arquitectura en Cali, en la Universidad del Valle, se inició con un Plan de Estudios para la enseñanza de la Arquitectura tomado parcialmente de la Universidad Nacional que, como era dominante en el pensamiento de la época, fundamenta su confianza para el progreso en la tecnología y en una fuerte herencia de la Escuela alemana de la Bauhaus (1919 – 1933), cuya filosofía se centraba en la acción transformadora del diseño en la sociedad. Durante estos años se comenzaron a abrir programas de formación en esta área en la Universidad Nacional en Bogotá (1936), en Medellín (1946) y en la Universidad del Valle (1947). 

  

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Colombia era un país de ciudades pequeñas y mucha población campesina, con un incipiente desarrollo industrial. Las demandas de la Arquitectura eran muy específicas como las casas quintas para las oligarquías y la burguesía cada vez más boyante, que propiciaron por primera vez la expansión en los perímetros de los tradicionales y anquilosados centros históricos; proceso que fue llevando al entrar los años 40 en una transición de la Arquitectura hacia la tendencia dominante en Europa: el Modernismo, que ya influía a arquitectos muy cultos y formados intelectualmente y a las escuelas mismas.

Así pues, la Arquitectura, tanto su crecimiento como consolidación evidencian una lucha que desde diferentes y coexistentes concepciones ideológicas ha buscado con los objetivos planteados inicialmente, la vinculación con su medio para conocerlo y transformarlo.

Durante la década de 1950, la Universidad comienza a transitar por una senda de expansión académica. De allí surge la decisión de construir la sede de San Fernando, en un barrio emblemático del mismo nombre, cuando la ciudad se expandía hacia el sur. Se construye esa infraestructura en las inmediaciones del Hospital Universitario del Valle Evaristo García, que toma ese nombre para honrar la memoria de unos de los médicos más ilustres del Valle del Cauca. 

Desde 1954, en la Sede de San Fernando se ofrecen, entre otras, las carreras de medicina, enfermería, bacteriología, arquitectura, administración de empresas, economía agrícola, ingeniería sanitaria, química, eléctrica, tecnología en topografía; se enseña también física, matemática, química y algunas disciplinas humanísticas y de la educación, que van consolidando el proyecto académico más importante del occidente del país.

 

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En el año 1964, con todas las facultades y escuelas concentradas en la Sede de San Fernando, la Universidad contaba con “siete unidades básicas, Ciencias, Humanidades, Ciencias Sociales y Económicas, Salud, Ingeniería, Arquitectura y Educación. Se ofrecen 21 programas de estudios en los tres niveles de formación, hay 2.146 estudiantes de los cuales 1.345 son regulares, 365 profesores (de los cuales 264 son de tiempo completo). Durante estos años, la Universidad fortalece la organización de los programas por facultades y escuelas, mejora su estructura académica administrativa, consolida el concepto de profesor de tiempo completo y la política de bienestar universitario.

En el año de 1963, para superar el esquema de Facultades como Planes de Estudio, la Universidad modifica su estructura organizativa de Facultades a Divisiones. La Facultad de Arquitectura se convierte en División de Artes y Arquitectura, y se le incorporan al área de Arquitectura las disciplinas artísticas que hasta el momento hacían parte de Humanidades, mediante el Acuerdo No. 4 de 1966.

La Unión Internacional de Arquitectos UIA, el organismo mundial más importante del gremio, ha insistido en formar para tener la capacidad de inferir del entorno su complejidad, por sus diferentes escalas y situaciones y a comprender la interrelación entre ellas. Al respecto afirma la UIA: “Que es de interés público asegurar que los arquitectos sean capaces de entender características regionales y de dar forma práctica a las necesidades, expectativas y mejora de la calidad de vida de individuos, grupos sociales, comunidades y asentamientos humanos”.

 

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El arquitecto y teórico español Josep María Montaner ha formulado en su libro Sistemas Arquitectónicos contemporáneos una visión sistémica de la Arquitectura que plantea al explicar que la disciplina está mucho más allá de sus formas para hacer parte integral e interrelacionada de los procesos sociopolíticos de manera biunívoca puesto que es resultado de los contextos y a su vez los condiciona. Afirma Montaner “…detrás de los repertorios de formas existen implicaciones éticas, sociales y políticas; es decir que existen relaciones entre las formas y las ideologías, y que cada posición formal remite a una concepción del mundo y del tiempo, del sujeto y del objeto”. Su hipótesis y sus argumentaciones insisten en que comprendamos que los sistemas arquitectónicos son complejos y hacen parte de la superposición de dimensiones del entorno social en el que se inscriben; lo cual refuerza recientemente en el trabajo sobre Arquitectura y Política haciendo evidente el impacto que tiene la acción en el espacio físico en todas las escalas, sobre el desarrollo cultural y social.

En ese contexto se aborda la formación con base en dos saberes esenciales: el constructivo y el proyectual, que se establecen en consideración con la Arquitectura como disciplina y su autonomía epistemológica. Se conforman de saberes más específicos para constituir los componentes de la malla curricular y a su vez se busca que se aborden integrados en cada proceso académico. Así, se incentiva en los estudiantes la capacidad para configurar un proceso formalmente creativo y tecnológicamente integral, que se desarrolla en escalas, con base en las determinantes que imponga un contexto en lo geográfico, ambiental, social y económico.

La estructura de divisiones se mantiene hasta la década de los 70 y la División de Artes y Arquitectura tenía como objetivo “estudiar el hábitat humano y las expresiones del hombre como ubicación en el tiempo, espacio y circunstancias”. Posteriormente, se decide crear la Facultad de Artes Integradas mediante el Acuerdo No. 002 del 21 de abril de 1995, Facultad que integra todas las unidades y programas académicos relacionados con las artes, incluyendo la Escuela de Arquitectura, creada como tal en octubre de 1997.

Para conocer mejor la historia de la Escuela de Arquitectura, revisar la Línea de Tiempo

La Escuela de Arquitectura ha estado fundamentada bajo los principios y avances en la Arquitectura y la Construcción en el plano académico internacional, reconociendo los aportes de diferentes teóricos y disciplinas para la transformación del espacio.

Al inscribirse en esta visión sistémica y reconocer el contexto regional, ante los permanentes retos de cambio de perspectiva en el ejercicio disciplinar que se ven condicionados por una dinámica económica tendiente a los servicios, el Programa Académico en coordinación con los Departamentos que sustentan su desarrollo académico, han definido énfasis en los talleres de proyectos del ciclo profesional –a partir de sexto semestre–, en temas ambientales, proyectos urbanos, proyectos de vivienda prioritaria, profundización en procesos tecnológicos que culminan con la diversificación temática en los proyectos de grado.

 

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A partir de un riguroso reconocimiento de las peculiaridades geográficas, económicas, culturales, étnicas, sociales y políticas de la región; situación que se ha investigado y trabajado con suficiencia en los Talleres de Proyectos y en los Trabajos de Grado; se han localizado ejercicios académicos en regiones tan diversas como la zona del Parque Nacional de los Nevados, municipios pertenecientes al sector declarado recientemente por la UNESCO como Paisaje Cultural Cafetero en la zona norte y central del departamento, el valle geográfico del río Cauca, proyectos urbanos en varias modalidades en Cali y muchas intervenciones en zonas rurales del municipio y en ámbitos ambiental o socialmente críticos. También se han desarrollado proyectos en zonas indígenas del departamento del Valle y del Cauca y en localidades del Pacífico desde Buenaventura, Guapi, Tumaco hasta asentamientos y cabeceras municipales en diversos sectores de la costa pacífica, de las cordilleras occidental y central y del mismo valle alto del río Cauca, llegando incluso a participar en diversos concursos arquitectónicos del orden nacional e internacional.

Desde décadas atrás los profesores han explorado de múltiples maneras las condiciones diversas del territorio de influencia de la Universidad y sus dinámicas socioespaciales. Se pueden mencionar estrategias pedagógicas de análisis como el método de las Escalas, concebido y aplicado por profesores de la escuela desde los años sesenta como una metodología de análisis del entorno que permite comprender las situaciones en el espacio en sus diferentes escalas, desde el territorio hasta los predios urbanos en la escala arquitectónica. Durante todos estos años, en diversos ejercicios, los cursos han explorado mediante este método el desarrollo de los proyectos comprendiendo la integración sistémica entre elementos y fenómenos en todas las escalas de manera simultánea e interrelacionada.

También es importante mencionar la creación de cátedras como la Tecnológica durante los años noventa que permitió profundizar discusiones en torno a este tema en la disciplina. Al respecto, se considera la cátedra CU:NA (Cultura y Naturaleza), que durante el último siglo ha desarrollado un conocimiento profundo sobre los temas ambientales y ecológicos desde la disciplina, en diversas escalas y localidades. Esta cátedra ha publicado artículos, libros, ha trabajado en convenio con otras Universidades del país y recientemente fueron premiados con una Mención de Honor con la propuesta “A theoretical framework explaining the historical factors of our predominantly endogenous creativity” en una convocatoria internacional sobre propuestas pedagógicas de la Unión Internacional de Arquitectos.

Durante los últimos años se ha conformado un grupo proyectual centrado en la Vivienda Social, en el cual se han desarrollado los más diversos proyectos de vivienda prioritaria y de carácter social. Es un ámbito académico con pocos antecedentes en las universidades del país, que prácticamente no tienen talleres de proyectos dedicados exclusivamente a este tema. Además, ya hay grupos docentes trabajando desde los procesos proyectuales en el ciclo profesional en temas urbanos y tecnológicos que completan el panorama disciplinar en la formación en el ciclo profesional.

Actualmente, la Escuela de Arquitectura cuenta con alrededor de 500 estudiantes, 30 profesores nombrados de tiempo completo y por lo menos 50 profesores de hora cátedra. 

Además de ofrecer programas de pregrado acreditados como Arquitectura y Construcción, la Escuela de Arquitectura ofrece una gran variedad de posgrados con diferentes niveles de profundización: Doctorado en Gestión Urbana y del Territorio; Maestría en Arquitectura y Urbanismo, Maestría en Internacionalización de Empresas del sector de la Construcción, Maestría en Valoración y Tasación de Bienes; Especialización en Administración de Empresas de la Construcción, Especialización en Administración y Desarrollo Inmobiliario, Especialización en Mantenimiento y Conservación de Edificaciones, y la Especialización en Paisajismo.